Hace mas de dos meses rompiste la armadura que esta niña tonta, herida y traicionada fabricó sobre sí hace mucho tiempo, aquella barrera que recubría su corazón herido, ya tan debilitado que se había jurado ya nunca volver a amar, que se había prometido ser frío e indiferente.
Le devolviste el calor a este ser dispuesto a jugar, sin importar los sentimientos ajenos, dispuesto a dañar solo por entretención.
Y llegaste tu, noble caballero, y lograste que la barrera cayera, lograste que el corazón comenzara a zurcir las heridas, tantas cosas conseguiste en tan poco tiempo; fundiste la escarcha que recubría a esta triste niña simplemente con el calor de una mirada, la fuerza de un abrazo, lo dulce de un beso y lo tierno de un “Te amo”.
Me arrancaste de la tiniebla que me absorbía….
3 de junio de 2008
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